Este es un testimonio real de una paciente que ha dado su consentimiento para escribir su historia con el Bullying y así ayudar a otros niños y niñas que puedan estar sufriendo acoso.
“Mi historia empezó en los años 90, por aquel entonces esos comportamientos no tenían un nombre, ahora se define como Bullying. Yo era una niña tímida y callada , y a eso se le sumo una imperfección , motivo ya para mofas e insultos durante toda mi edad escolar . Desde muy temprano ya me adjudicaron un mote, en mi caso, ofensivo, ya que había otros niños con apodos que eran un orgullo. Para mí era un lastre .
Otro motivo para burlarse fue mi vestimenta
Porque mucha de la ropa era confección de mi madre y no era ni mejor ni peor que la suya de “marca”, era única.
También estaba mal visto que se me dieran bien los estudios , me gustaba aprender, mis padres siempre estuvieron ahí para ayudarme con las tareas que no entendía, para reforzarme algunas cosas y enseñarme lo que estuviera en su mano. Mis notas supongo que suscitaban envidia y eso que como he dicho era tímida y nunca llegue a presumir de ellas. Incluso me sentía culpable y odiaba que los profesores dijeran las notas en alto , ya iba a ser motivo de más represalias.
Dentro de lo que cabe tuve suerte, solo fueron insultos, humillaciones y menosprecios . Nunca llegaron a pegarme, aunque estuve a punto de que me clavaran un lápiz. También fui de las mayores víctimas de bromas de mal gusto . Estaba acostumbrada a no ser invitada a cumpleaños, a ser la última en elegirme en equipos, me chantajeaban con que les diera la solución de los deberes y les ayudara en ciertas tareas.
Recuerdo sobre todo que había varios mandamás en la clase y los demás chicos se dedicaban a reírles las gracias y a imitarles . Por otra parte, la mayoría de las chicas se dedicaban a agradarles y a no juntarse con las que no caímos en gracia. Recuerdo un comentario de una compañera, me dijo “yo por lo menos de mayor voy a ser modelo, pero tu…” (con cara de desprecio). A ella más tarde le llegó su imperfección y el karma a lo mejor le devolvió parte de los sentimientos que me hizo sentir a mí.
También he de decir que mi pequeño defecto con los años se corrigió, pero el mote perduró y siguió haciendo daño psicológicamente.
Por desgracia esto creó que la época del colegio no fuera nada agradable para mí.
En mi opinión las personas que están alrededor de estos comportamientos y no hacen nada para evitarlos, son igual de culpables que ellos. Es tan fácil como no apoyar esos insultos, no complacerles, hacerles ver de alguna manera que no están de acuerdo con ello y estos mismos al no verse líderes y ser ellos “los raros” por comportarse así, la situación creo que sería distinta. Por suerte yo después fuera del colegio era una niña alegre y habladora y mis padres fueron en todo momento conscientes de lo que me pasaba y me animaron mucho.
Cambiar al instituto para mí fue una oportunidad de empezar de cero, conocí a otras personas y todo cambio. Aún recuerdo como dos compañeras del colegio coincidieron conmigo en el primer año y me preguntaron al verme pasarlo bien, reírme, hablar, “¿tú eras así?” Pues si chicas, sí, yo soy así cuando estoy con personas que no me amargan la vida.
Ánimo a todos los que estén pasando por esto, que lo hablen con sus padres, que pidan ayuda, que pasará y nunca hay que llegar a pensar que la solución está en el suicidio como ha habido muchos casos. Los culpables son ellos, no vosotros. “
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