Los ataques de pánico son mucho más habituales de lo que nos podemos imaginar y es muy importante aprender a identificarlos para así poder enfrentarnos a ellos llegado el caso.
Las personas que hayan sufrido un ataque de pánico saben que son difíciles de olvidar, porque suelen marcar el inicio de una época con algunas dificultades causadas por la ansiedad . Pero la buena noticia es que si aprendemos a cómo tratarlos terminarán desapareciendo.
¿Qué es un Ataque de Pánico?
Un ataque de pánico es la aparición súbita de miedo intenso o malestar intenso que alcanza su máxima expresión en unos minutos, durante los cuales se producen determinados síntomas que veremos a continuación. Se trata de una respuesta que se desencadena cuando creemos que estamos en peligro , cuando percibimos que algo atenta contra nuestra integridad física o psicológica, ya sea consciente o inconscientemente.
Pero las personas que lo han sufrido alguna vez suelen describirlo de un modo algo distinto. Lo primero que la persona piensa cuando sufre un ataque de pánico es que algo muy grave le está pasando. Lo más frecuente es pensar que se está sufriendo un ataque al corazón, que estamos a punto de morir, nos vamos a desmayar… Esto es debido a la gran intensidad de los síntomas que estamos sufriendo.
Muchas personas que sufren crisis de ansiedad tienen su primer ataque de pánico en una situación que no es objetivamente amenazante, como montando en metro o en autobús, por lo que sentir una ansiedad desbordante a la que no le encuentran un motivo les produce una gran sensación de indefensión, al no poder predecir cuándo van a volver a sufrir el próximo ataque.
Síntomas del ataque de pánico
Como veíamos anteriormente durante el breve espacio de tiempo que dura el ataque de ansiedad se producen mínimo 4 de los siguientes síntomas:
- Palpitaciones o aceleración de la frecuencia cardíaca.
- Sudoración.
- Temblor o sacudidas.
- Sensación de dificultad para respirar o asfixia.
- Sensación de ahogo.
- Dolor o molestias en el tórax.
- Náuseas o malestar abdominal.
- Sensación de mareo, inestabilidad o desmayo.
- Escalofríos o sofocos.
- Sensación de entumecimiento o de hormigueo.
- Desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (separarse de uno mismo).
- Miedo a perder el control o de “volverse loco”.
- Miedo a morir.
¿Cuándo acudir a un profesional?
El principal problema de los ataques de pánico es que una vez sufrimos uno aumentan las probabilidades de que nos vuelva a ocurrir. La primera vez que nos sucede surge de manera inesperada o repentina, puede ser incluso que ocurra sin una causa aparente.
Pero, una vez que se ha sufrido un ataque de ansiedad es fácil que la persona empiece a temer sufrir otra crisis , por lo que se produce lo que llamamos “el miedo al miedo”, una espiral de miedo que perpetúa el problema.
Si nos entramos en una situación a esta es el momento de acudir a un profesional para que nos ayude. Desde la terapia psicológica se trabaja en buscar el origen de las crisis de ansiedad. Además, se trabajarán diferentes estrategias para disminuir la ansiedad , conocerás herramientas para enfrentarte a un ataque de ansiedad . En definitiva, el trabajo irá orientado a cómo afrontar el problema, puesto que la evitación sólo alimenta la ansiedad.
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